La historia de Idrissa y la necesidad de reflexionar sobre la inmigración en Europa
- Marina Guillamón
- 13 abr 2016
- 2 Min. de lectura
Los creadores de Ciutat Morta nos acercaran la historia de Idrissa Diallo, el guineano que nació murió en Barcelona la noche de reyes. El guineano del que no hay fotos y cuya vida terminó el 6 de enero del 2012 en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca, en Barcelona. El director del documental, Artigas, expresa que “la muerte de Idrissa no se aclaró, no hubo explicaciones, todo quedó en el ministerio”, además, también denuncia que los activistas de Tanquem els CIE que se habían encargado de investigar el suceso no consiguieron ni una fotografía, lo que, al parecer, “pasa muchas veces”.
A partir de este protagonista, el documental aprovechará para hablar del rechazo de los inmigrantes llegados a Europa, convirtiendo a Idrissa, según las palabras de Artigas, en un “personaje coral”. A pesar de ello, el documental no se quedará únicamente en Europa, si no que pretende ir a Guinea para analizar también las motivaciones de los inmigrantes para llegar Europa y el proceso que deben seguir para conseguir llegar a nuestras costas.

Manifestación para el cerre del CIE.
Según los estudios provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el primer trimestre de 2015 vinieron a España 130.966 inmigrantes nacidos en el extranjero, por lo que la historia de Idrissa podría llegar a reflejar además las experiencias de estos 130.966 inmigrantes que llegaron a España el primer semestre de 2015, por no hablar de aquellos que se quedaron en las puertas de las fronteras.
La historia de Idrissa es importante, además, porque muestra el maltrato que reciben los inmigrantes por parte de una Europa que, a la vez, se beneficia de ellos. Tal y como explica la doctora Teresa Castro Martin, “la inmigración puede ralentizar el proceso de envejecimiento de la población mediante la entrada de población joven y el incremento de nacimientos”. De este modo, nos encontramos ante una Europa que maltrata a aquellos inmigrantes que darían una salida viable a todos los problemas con las pensiones, amenazadas principalmente por el envejecimiento de la población.
Con todo ello, tanto la historia de Idrissa como la de todos los otros inmigrantes anónimos que se juegan la vida por llegar a Europa, deberían hacer que los europeos nos planteemos, en primer lugar, si estamos actuando bien con la inmigración y, en segundo lugar, si son los inmigrantes quiénes nos necesitan a nosotros o es nuestro sistema económico quién les necesita a ellos.
Comments